martes, 29 de enero de 2008

Oda a Drenthe


¡Oh, tú, Royston Drenthe, olvidado en el limbo de los genios incomprendidos!


¡Oh, tú, Drenthe, hercúleo gladiador!


¡Oh, tú, azote de laterales mediocres!




La banda izquierda de Chamartín tiene un dueño,


que da nombre a una región de la lluviosa Holanda,


donde nació este crack de guante blanco y zurda apoteósica.




Su nombre será recordado, y sus gestas, inscritas en la memoria del madridismo.


Levantará de orgullo a la afición de sus butacas, y los rivales sólo lo verán un segundo,


antes de desaparecer como un rayo en una filigrana atroz.




¡Oh, tú, Royston, el estadio te aclama!


¡Oh, tú, Drenthe, el mediocre te envidia y el genio te reclama!


¡Oh, tú, Royston Drenthe, vencerás!




Su figura de acero es negra como el carbón,


en la lejanía parece un ángel oscuro y temible,


con la pelota en los pies no hay Torres que resistan sus diabluras.




Su alma es brasileña, y su espíritu festivo. Su zurda es para ellos el látigo de castigo.


Está hecho de la madera de los genios, indómitos duendes libres de ataduras y rigores tácticos.


Eso para los simples de mente y cortos de talento.




¡Oh tú, Drenthe, descarga sobre tus rivales tu cipote de ébano destructor!


¡Oh tú, Royston, que la espada de la justicia caiga sobre los que se mofan de tí!


¡Oh, tú, Royston Drenthe, que los dioses del fútbol te hagan un hueco en su Olimpo madridista!

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