lunes, 3 de marzo de 2008

Sobre parásitos, ladrones y demás gentuza

Como no todos los días se puede ser brillante y hay días en los que ni siquiera se puede intentarlo, el post que ahora escribo se lo voy a dedicar a un tema que me toca, de una manera descarada y especial, los cojones. Esto es, la payasada de las escuelas taller en Chipiona y toda la mierda que le rodea.

Con la autoridad que me he concedido a mí mismo puedo afirmar y afirmo que las escuelas taller son una puta mierda. Supuestamente, estos proyectos nacieron auspiciados por un ayuntamiento preocupado por el futuro laboral de una serie de jóvenes (algunos no tanto) que, después de haber abandonado sus estudios sin obtener la titulación mínima exigida (la ESO) se encuentran en una supuesta situación de desamparo social y profesional. Así pues, el plan consiste en organizar una serie de talleres de aprendizaje de distintos oficios manuales (albañilería, jardinería, mecánica, etc) donde a los alumnos, además de enseñarles las habilidades y vericuetos propios de la profesión elegida, se les paga, de forma simbólica, una cantidad que, en la mayoría de los casos, ronda la cifra en la que se sitúa el salario mínimo interprofesional en España. Así pues, cientos de personas en Chipiona se embolsan al mes cerca de 600 euros, básicamente, por tocarse los cojones a dos manos a cargo del erario público. Y le explico, amado lector solitario que aún sigues leyendo y no te has ido a perder tu tiempo en otro rincón del universo cibernético, porqué el pueblo de Chipiona no sólo consiente apáticamente sino que además aplaude el citado despilfarro pecuniario que conlleva la realización de este disparate.

A priori, el proyecto de crear unos talleres temporales, con una duración aproximada de 2 o 3 años, en los que gente sin demasiado futuro se dedique a aprender un oficio y remunerarles mínimamente por ello mientras construyen y arreglan determinadas zonas, plazas y jardines de la ciudad, resulta plausible y conmovedor. Pero cuando uno se acerca a la realidad, descubre que no, que todo es una grandísima farsa y que el quid se sitúa tras las bambalinas, en la tramoya de la plaza de la Iglesia. En el ayuntamiento y su equipo de gobierno socialista, para más señas.

La mayor parte de los empleados en estos talleres son jóvenes de entre 17 y 20 años, aunque muchos también son cuarentones que deambulan de un trabajo a otro y cuyo verdadero oficio, se podría decir sin tapujos, es parasitar a costa de las arcas públicas. Son gente que abandonó los estudios secundarios obligatorios por desinterés, apatía, ignorancia o todo a la vez. Personas abúlicas, analfabetas (aunque sepan escribir, más mal que bien), gente que ni siquiera es capaz de distinguir entre la derecha y la izquierda política, gente que cree que Napoleón fue el ganador de Eurovisión de hace tres años y que no posee ni el más elemental criterio ni capacidad analítica: en resumen, gente sin luces, borregos. Estas personas, debido a su fragilidad social derivada de sus nulas capacidades personales, constituyen el blanco más fácil para los políticos avispados que gobiernan Chipiona.

La cosa es fácil: yo, alcalde, te doy la oportunidad de sobrevivir en un mundo feroz donde la titulitis ha convertido la sociedad en una selva de competitividad extrema en la cual tú, que no tienes ni la ESO, ni piensas tenerla nunca, no tienes la más mínima posibilidad de sobrevivir. Así que, amigo, yo te ofrezco la posibilidad de emplearte en un taller municipal, de protegerte bajo el ancho techo de la autoridad, de reciclar tu vida y hacer de tí algo mínimamente de provecho, de darte a cambio un sueldo y, lo que es más importante, de darte al finalizar el proyecto un título que, al cambio, te permitirá subsistir, trabajar y vivir, al fin y al cabo. Pero claro, a cambio, tú, que para mí sólo eres un voto andante y parlante, vivirás eternamente agradecido por mi magnánima bondad y me demostrarás esa gratitud cada cuatro años, en las urnas, votándome. Simple y sencillo.

La perversión de este dislate radica en que el ayuntamiento pone las bases de dichas escuelas pero luego no se preocupa para nada de que los alumnos empleados sigan las normas y sean debidamente enseñados. En otras palabras: le dan los 500 euros a los chavales, les dice a tal hora en tal sitio, y si tú aprendes o no, a mí me la suda. Lo que importa es que me votes y tal. Con lo cual, personas de por sí vagas, maleantes y apáticas, encuentran el caldo de cultivo perfecto para su holgazanería, y no sólo eso, sino que además son conscientes de que han venido a dar con su Dorado particular: vivir sin trabajar y encima cobrando. Que esto sea pan para hoy y hambre para mañana les da igual. No tienen las luces suficientes como para vislumbrar lo que puede venir.

Con esto, el ayuntamiento logra su objetivo principal: asegurarse un electorado más o menos fijos, un saco de votos. Creando una esfera de estómagos agradecidos que orbitan a su alrededor, y estableciendo las bases de un sistema que alberga el germen de la destrucción de la democracia: un equilibrio entre autoridad y enchufados, donde todos saben que la caída de uno de los dos elementos arrastrará al otro. Si tú pierdes las elecciones yo pierdo mi trabajo. Es fácil. Y no sólo se aseguran el voto del interesado que "aprende" en una escuela taller, sino que además ganan muchos enteros para embaucar al entorno más cercano y personal del "alumno". Padres, hermanos, tíos y amigos están impresionados por la misericordia del ayuntamiento, que ha sacado a mi compi de la miseria y la precariedad laboral. Lo voy a votar, porque es un tío buena gente.

Las consecuencias, para los interesados y para la sociedad son nefastas. Este sistema contribuye a la corrupción de la democracia ya que el nepotismo y el enchufismo debilitan la sana meritocracia, la justicia, la equidad y la ética social en las que se debe basar cualquier sistema democrático serio. Luego, además, es una forma de manipular indirectamente unas elecciones, porque el que está en el poder abona el campo para desequilibrar la balanza electoral a su favor, ganándose de antemano a parte del electorado con estas prebendas tan cutres y caciquiles. Roban dentro de las instituciones. Roban con el urbanismo de por medio. Roban indirectamente. Y encima el pueblo les aplaude, y les concede mayorías absolutas. Sobre la conveniencia de las mayorías absolutas y sobre el criterio de los ciudadanos a la hora de elegir a sus representantes hablaré en otro momento.

Por si fuera poco, a los "alumnos" los sitúan en una situación comprometida. Además de convertirlos en borregos sin criterio ni análisis propio (aunque más bien esto ya lo son de nacimiento) los convierten en peleles al colocar su propio futuro inmediato al albur de unas elecciones inciertas, donde puede no resultar decisivo el haber creado una recua de monigotes con derecho a voto para ganar. Siempre hay factores incontrolables...¿en qué situación quedarían estos infelices si sus padrinos no ganan y salen despedidos del ayuntamiento?

Por último, pero no menos escandaloso (quizá más escandaloso que cualquier otro factor antes citado) es ver cómo estos sujetos, indocumentados y farsantes sociales, cobran 500 euros mensuales por no hacer nada. Por no aprender nada. Por sentarse de brazos cruzados viendo cómo uno hace el trabajo y el resto piensa en qué ropa se va a comprar con el dinero de todos los chipioneros. Es infame, que tiren nuestro dinero con la sonrisita bobalicona del infeliz que no sabe que es utilizado para ganar unas elecciones. En cierto modo me dan pena, no sólo asco. Son parásitos pero ni siquiera llegan a intuirlo. Si no fuera porque se visten, comen y se reproducen con mi dinero, me darían lástima.

Hoy quería hablar sobre ello. Me indigna ver cómo los políticos destruyen los cimientos de la democracia en España, y cómo "educan" a una generación inculta, analfabeta, que además se precia de serlo (ni saben, ni quieren saber). Lo peor de todo es que sobre esta generación será sobre la que se asiente la nación y su futuro. El mío y el nuestro, vaya. Una catedral cuyos pilares son de gelatina está destinada a acabar en ruinas. O mirando a La Meca, nunca se sabe. Yo mientras, me despacho a gusto aquí, ahora que nadie me ve. Sólo les diré que no cuenten conmigo, y que no lo hagan en mi nombre.

Como dijo un sabio, máteme, pero no me estafe.

2 comentarios:

una madrileña dijo...

Cuanta razón tienes pero como le dije hace poco a unas amigas, tenemos lo que nos merecemos porque votamos y despues no nos preocupamos de hacerles cumplir las promesas, que se mojen los demás por si llueven hostias, todo se queda en quejas de pasillo.

¿Que esperamos si realmente lo que queremos son derechos sin obligaciones? Eso si, pagamos justos por pecadores, algun@s estamos trabajando para mantener a vagos.

Besazos.

Anónimo dijo...

LAS ESCUELAS TALLER SON UN VERDADEO Y ABSOLUTO ENGAÑO, APARTE DE UN AUTENTICO ASCO... NO SIRVEN NADA MAS QUE PARA FOMENTAR GENTE INCULTA SIN GANAS DE APRENDER NADA Y SOLO LLEVARSE UNA PAGA QUE NI SI QUIERA LLEGA AL SALARIO MINIMO,(CLARO KE KON ESO ALGUNOS DE ELLOS SE CONFORMAN) HE TRABAJADO CON LA GENTUZA QUE SUELEN CONTRATAR, Y LA VERDAD ES QUE A CADA CUAL PEOR, TE QUITAN LAS GANAS DE IR A TU TRABAJO CADA DIA, ESTAN QUEJANDOSE CADA DOS POR TRES CUANDO APENAS HACEN NI EL HUEVO (Y COBRAN POR ELLO), SOLO SABEN CRITICAR CRTICAR Y CRITICAR, ROBAN MATERIAL Y ENCIMA, YO HE TENIDO QUE ESCUCHAR "PERLAS" TALES COMO: "OJU CHORRA (CON "CHORRA" SE REFERIA AL OTRO SUBNORMAL RETRASADO CON EL QUE HABLABA), ESTE FINDE ME E GAHTAO TO LO QUE HE COBRAO EN PASTIS"...
EN FIN... QUE SE DE LO QUE HABLO PORQUE LLEVO YA MESES AGUANTANDOLO, Y NO VEO EL DIA EN EL QUE TODO TERMINE...
ASIKE SALUDOS, Y , TOTALMENTE DE ACUERDO CON LO QUE HAS ESCRITO...
OJALA Y ESA BASURA QUEDE ERRADICADA CUANTO ANTES... HARÍAN UN GRAN FAVOR A LA HUMANIDAD.